lunes, 4 de diciembre de 2017

¿Crecimiento económico o diario de Yrigoyen?

¿Crecimiento económico odiario de Yrigoyen?


porLic. Guillermo Moreno*
Lic. Norberto Itzcovich*
Dr. Claudio Comari*

Cada vez que se acerca fin de año, en general, las personas realizamos un balance de lo actuado. Nos preguntamos si cumplimos las metas que nos propusimos, si estamos, en términos relativos, mejor o peor que los años anteriores; y naturalmente, también nos planteamos, con mayor o menor rigurosidad analítica, los objetivos para el año que pronto comenzará. Esto va a cuenta, simplemente, de que también en estas semanas las consultoras económicas solemos finalizar la evaluación del año, y formular las proyecciones futuras.

En este artículo intentaremos comparar el resultado de algunos de los indicadores oportunamente proyectados, a la luz de los resultados de las estadísticas oficiales, en tanto dejaremos para próximas entregas nuestras previsiones para el año 2018.

Una extraña discordancia

Tomando como referencia nuestra prognosis, realizada hacia fines de 2016, y cotejándolas con las cifras oficiales, encontramos que, en casi todas las variables el pronóstico sobre 2017 fue de alta precisión (inflación entre 22 y 25%, resultado fiscal deficitario en u$s55.000 millones de dólares, cuenta corriente de la balanza de pagos, también con déficit, cercano a u$s30.000 millones, rojo comercial mayor a u$s5.500 millones, entre otras). Sin embargo, y de manera sorprendente, las mediciones gubernamentales no se condicen con nuestros pareceres respecto del crecimiento de la economía.

Esta inconsistencia nos generó una situación de incomodidad, resultándonos por demás llamativo que, hubiera tanta coincidencia en las componentes parciales, pero no fuera así en el total que las agrega.

En consecuencia, la única alternativa era hacer el ejercicio minucioso de análisis sobre este último, que aquí presentamos, pidiendo desde ya disculpas a los lectores, dado que constituye un trabajo un tanto engorroso de explicar en un artículo periodístico, pero, aseguramos, vale la pena hacer el intento.

Estadísticas verdaderas, conceptos erróneos

Al sumar, en un período determinado, los valores agregados para cada uno de los 16 sectores en los que las cuentas nacionales clasifican la actividad económica (por ejemplo: "Agricultura, ganadería, caza y silvicultura"; "Pesca"; "Explotación de minas y canteras"; "Industria Manufacturera"; "Electricidad, gas y agua"; "Comercio mayorista, minorista y reparaciones"; "Transporte y comunicaciones"; "Intermediación financiera", entre otros), se obtiene el Valor Agregado Bruto (VAB) de la economía.

Si al VAB se le adicionan los impuestos a los productos (restados los subsidios), el IVA, y los impuestos a la importación, todo ello conforma, finalmente, el Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Dado que el cálculo del PIB se realiza de manera trimestral, y por su complejidad se publica con 90 días de rezago (es decir, por ejemplo, que recién en marzo de 2018 se estará informando por parte del gobierno el resultado del año 2017), es posible apelar a otro indicador oficial, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que permite anticipar, mensualmente, el comportamiento de la economía.

Recientemente publicado, el resultado correspondiente al mes setiembre, arroja un crecimiento de 3,8%, respecto de igual mes del año anterior. Pero al indagar, al interior de él, cuál es el sector de actividad que más impactó en esa alza, viene la sorpresa. No fue la industria, ni el comercio, ni la minería, ni siquiera el sector financiero. Un tercio de ese crecimiento (1,29 puntos porcentuales) se debió al aporte del "sector Impuestos netos de subsidios".Es decir, si en lugar de considerar el PIB, se analiza el VAB, la producción propiamente dicha creció en setiembre 2,5%.

Haciendo el mismo ejercicio para el acumulado de 9 meses, el PIB creció 2,5%, mientras el VAB lo hizo 2,2%. Es decir que, en ese período, las políticas implementadas por el gobierno sobre los impuestos y los subsidios explican 0,3 puntos porcentuales del crecimiento publicado. Es de esperar, ante la baja de subsidios prevista en la última parte del año (y el consecuente aumento de tarifas), que el impacto de esas decisiones alcance más de 0,5 puntos porcentuales del PIB en todo el 2017.

Como ejemplo extremo, podría darse la paradoja de que, por modificar al alza las alícuotas impositivas, o por el impacto recaudatorio que se observa en cualquier economía que aumenta su nivel de importaciones, o bien en caso de que disminuyan los subsidios al sector privado, el PIB arrojaría una variación positiva, aunque no se haya incrementado, o incluso habiendo disminuido, la producción de bienes y servicios.

Esto, que no reflejaría lo que está aconteciendo en el aparato productivo, ocurre dado que el PIB se valoriza a precios de productor (incluyendo impuestos netos de subsidios), en tanto el valor agregado bruto, se calcula a precios básicos.

Un párrafo aparte merece la consideración sobre el comportamiento del sector "Intermediación financiera". En el mes de setiembre aporta 0,3 puntos porcentuales al crecimiento del PIB, en tanto en los 9 meses del año creció 4,5%. Según la metodología de cálculo, su VAB incluye los intereses cobrados menos los pagados. Esto es, cuanto más alta sea las tasas de interés que pague el BCRA en lebac, pases, etc., al sistema financiero ampliado, mayor será el VAB del sector.

De esta forma, comenzamos a encontrar las diferencias entre las cifras oficiales, que naturalmente se publican de la manera que marcan las metodologías estadísticas vigentes, y lo que verdaderamente ocurre con las unidades de negocios, que es hacia donde se orientan nuestras estimaciones.

Hasta aquí, las consideraciones se refieren a la forma de interpretar el desempeño económico, de manera correcta y útil, tanto cuantitativa como conceptualmente, con las herramientas que el análisis de la disciplina provee.

Conceptos verdaderos, estadísticas erróneas

Pero al buen criterio interpretativo, que como explicitamos marca un crecimiento de los bienes y servicios producidos menor al oficialmente publicado, debe sumársele el efecto, ya comentado en artículos anteriores, de incorrectas estimaciones en diversos sectores de actividad.

Se exagera el crecimiento del sector "Agricultura, ganadería, caza y silvicultura", que en los primeros nueve meses del año creció 4,4%, según información oficial, ya que para evaluar su actividad se utiliza información provista por el Ministerio de Agroindustria, que sobreestima la producción agrícola de la campaña 16/17, en aproximadamente 11 millones de toneladas. Esto significa que el sub sector agricultura, que tiene un peso en el PIB de más del 8%, no creció 11% como se informó oficialmente, sino aproximadamente un 2%.

Ello repercute a su vez, de manera relevante, en los sectores de transporte y de comercio, cuyo aumento o disminución se asocia linealmente a los volúmenes de producción agrícola.

También resulta dudoso el "notable crecimiento" verificado en el sector "pesca", que no es coherente con los datos de exportaciones y consumo interno, hasta tal punto que un informe recientemente publicado por Auditoría General de la Nación pone en cuestión las cifras de las que se nutre la estimación estadística oficial.

Por otra parte, el seguimiento de la actividad del sector minero, a través de la cantidad de ocupados y no de la producción física, debe necesariamente formar parte del análisis.

Adicionalmente, en el sub sector comunicaciones, específicamente en lo referido a la telefonía, las líneas de celulares se adicionan mes a mes, permaneciendo en los registros, con independencia de si están activas o no. Así se contabilizan 62 millones de líneas, un promedio de casi 1,5 teléfonos celulares por persona, tomando la totalidad de la población, guarismo extravagante. Tal procedimiento se repite en relación a la telefonía fija.

La única verdad es la realidad

Las cifras oficiales publicadas, correspondientes al período enero-setiembre de 2017, arrojan un crecimiento de la economía del 2,5%.

Aún falta contabilizar el último trimestre del año, en el cual, según las perspectivas, los márgenes sobre producción y/o ventas no muestran un buen desempeño, con una posible agudización de este fenómeno en el último mes del año.

Haciendo una más exhaustiva interpretación de los datos, junto con un correcto recálculo, debe restarse, de aquel guarismo, 0,5% por el tema impositivo y de subsidios, 0,33% por el impacto de las excesivas tasas de interés pagadas por el BCRA, y un 1% adicional por los "errores" de estimación de los sectores agrícola, comercial, de transporte, pesquero, de comunicaciones y minero.

Así, una vez finalizado el año, cuando llegue el próximo mes de marzo y el gobierno publique las cifras correspondientes al 2017, podríamos encontrarnos con un crecimiento de apenas 0,7%, respecto del pésimo desempeño en 2016, si se ajustaran los datos oficiales a los correctos criterios del quehacer económico.

El diario de Yrigoyen

Cuenta la leyenda popular que a Hipólito Yrigoyen sus asesores le acercaban un diario elaborado especialmente con buenas noticias. Hoy en día esto sería muy dificultoso por la masividad de medios de comunicación a los que se tiene acceso. Pero quizás haya un sistema de recolección y publicación de información que, sin poner en tela de juicio el trabajo estadístico volcado en su elaboración, genere aquellas mismas consecuencias políticas.

El resultado final que este tipo de revisiones arroja, pretende echar luz sobre la evolución real de la economía de la República Argentina, y el impacto y consecuencias que las políticas de agudización del déficit fiscal y endeudamiento (interno y externo), entre otras, implementadas por el gobierno del presidente Macri, tienen sobre sus habitantes, no siempre visualizado debidamente por quiénes desempeñamos la disciplina económica.

Así, dado que en el año 2016 la economía había caído 2,2%, y en el 2017, por las explicaciones mencionadas, crecerá sólo 0,7%, la economía acumulará un deterioro de 1,5% en los últimos dos años. Con un crecimiento poblacional de aproximadamente 1,1% por año, el presente año terminará con un PIB per cápita (PIB sobre cantidad de habitantes), a valores constantes, 3,6% menor al de hace dos años.

Ello, como todo promedio, sin tomar en cuenta la regresiva distribución del ingreso a la que lleva el actual experimento económico, producto del mayor impacto de los aumentos de precios en los sectores de menores ingresos.

Humildemente le volvemos a recomendar al oficialismo que aproveche el haber obtenido la primera minoría en las elecciones generales, para modificar de raíz el actual diseño de la política económica. Es cierto que es muy difícil que pueda estar aconteciendo "lo del diario de Yrigoyen", pero parece que al "mejor equipo de los últimos 50 años" le resulta muy útil confundir "gordura con hinchazón".

*MM y Asociados


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